Marketing en el sector Público
December 16, 2021
Losada, Carlos (1999) dice que la idea básica del marketing puede ser aplicada universalmente, y ciertamente la perspectiva de marketing es aplicable al sector público. Esto teniendo en cuenta que los directivos de tal sector se enfrentan a un mercado mucho más complejo, dado que los ciudadanos individualmente juegan diversos roles en su relación con lo público, no siendo tampoco los únicos públicos a los que se debe satisfacer.
Entender
y comprender cuál es el mercado público, priorizar segmentos (pues no todo el
mundo vive igual una necesidad parecida) y establecer la oferta adecuada son
todas decisiones esenciales para aplicar la orientación de marketing en la
administración pública. Las estrategias de segmentación y posicionamiento deben
aplicarse en la gestión pública tanto en el nivel corporativo (decisiones
políticas), como en el nivel productivo de unidades de servicio. Es así como el
marketing encuentra dos niveles de aplicación en el sector público: uno de
estrategia genérica de gobierno y otro de unidad prestadora de servicios.
Chías, J.
(1995) no indica que conocer estas características se tornó esencial para
aplicar el marketing en la gestión pública, pues la mayor parte de la oferta de
este sector se presentaba en forma de servicios a la ciudadanía, y por lo tanto
la planificación y metodología a aplicar no eran genéricas sino específicas del
marketing de servicios.
Las
especificidades más destacables de los servicios son: su intangibilidad o inmaterialidad
(no pueden probarse ni demostrarse antes de su uso), la inseparabilidad (la
producción y el consumo son simultáneos) y la heterogeneidad (en la producción del
servicio interviene directamente el usuario y por lo tanto el resultado final no
depende sólo de la organización sino también de la propia actuación del
usuario). De allí se derivan otros aspectos: la imposibilidad de almacenaje y
por lo tanto la importancia de la producción inmediata, la necesidad de un
contacto directo entre productor y usuario, las dificultades de producción y
estandarización de la calidad, la dependencia del resultado de la
"línea" (empleados en contacto directo con los usuarios).
Como se
verá en la segunda sección de este documento, la legitimación actual del sector
público pasa, entre otras cosas (como garantizar la gobernabilidad), por
difundir el mensaje de que toda actividad pública es un servicio. La
administración pública se presenta como empresa de servicios, transforma su
concepto de ciudadano-subdito en cliente, y su acción pública en servido al
ciudadano. Los objetivos a cumplir son la consecución de su misión básica y la
producción de servicios de calidad con eficiencia, siendo uno de los barómetros
principales la satisfacción del cliente.
El
marketing del intercambio (centrado únicamente en el proceso en que éste se
establece), se está pasando en la actualidad al marketing relacional, cuyo
objetivo principal es establecer relaciones de colaboración para crear y
compartir valor en el largo plazo. Desde la perspectiva relacional se persigue la
creación de valor para ambas partes, y para que ambas puedan beneficiarse han de
colaborar en la definición de lo que genera valor. Por este motivo la relación
ésta que aumenta la confianza del ciudadano en la organización pública.
Calidad de los servicios públicos
Según Grónroos,
C. (1990) nos dice que dos aspectos nos conducen a tratar el tema de la calidad
de los servicios públicos. Por una parte, el compromiso actual de la propia
administración de ofrecer servicios de calidad como base para obtener satisfacción
en su opción de servir al ciudadano, por otra,
la necesidad de realizar las acciones con calidad para poder potenciar las
relaciones de largo plazo.
Los
servicios públicos tienen un mercado en el que conviven diversos públicos con
intereses diferentes. La evaluación de la calidad del servicio público debe
realizarse desde varios puntos de vista.
El hecho
de que sean intangibles, que el usuario participe en su producción, que no se
puedan retirar de la cadena productiva si son defectuosos porque su producción
es simultánea a su consumo, todo ello impide controlar al cien por ciento la
calidad final de la prestación.
La
calidad del servicio es la "calidad percibida", y viene determinada
por la diferencia entre las expectativas previas que se tienen del servicio y
lo que se cree que se ha recibido del mismo. Si el usuario opina que el resultado es superior o
igual a lo que espera, la calidad percibida del servicio será satisfactoria. Lo
contrario conducirá a una evaluación negativa de la calidad.
La
evaluación de la calidad se realiza de forma general, pero esta opinión general
viene determinada por una serie de criterios identificables en la producción y
prestación del servicio.
La
importancia de la gestión de las expectativas como elemento fundamental en la
evaluación de la calidad de los servicios públicos (las expectativas actuales
sobre la oferta pública son muy superiores a la capacidad real de respuesta),
así como la necesidad de gestionar correctamente los momentos de contacto entre
organización y usuario.
Horovitz,Jacques.
(1990) nos indica que garantizar la gobernabilidad y servir al ciudadano son
los dos aportes básicos que la sociedad espera del sector público. Estas nuevas prioridades surgen de la propia
evolución de las sociedades desarrolladas y se tornan exigencias cada vez más
claras por parte del ciudadano hacia el sector público.
La
conversión del sector público en una empresa de servicios (casi siempre la
principal empresa de servicios de cualquier país), y la conversión del ciudadano
de una condición próxima a la de súbdito a una coincidente con la de cliente.
La
proclamada vocación de servicio de las administraciones públicas plantea un problema
que aún no se resuelve: producir servicios públicos de calidad con altos niveles
de eficiencia. Pero hay una condición ineludible y es que estos servicios deben
seguir siendo públicos.
El
marketing de servicios es un punto de referencia ineludible para cualquier
desarrollo congruente que se pretenda realizar en el ámbito del marketing de
los servicios públicos, pero el traslado de sus avances a la gestión pública es
muy limitado, especialmente en el nivel conceptual.
Según Losada,
Carlos (1999) nos indica que el mercado de los servicios públicos no es
comparable con el mercado de los servicios que no lo son. De hecho, el único elemento común entre uno y otro
es que, tanto en el mercado como en lo público, estamos ante un proceso de
intercambio. De esta naturaleza diferente se derivan consecuencias decisivas
entre las que destacan dos: el carácter complejo y distinto del diente de los
servicios públicos y el carácter normativo del equilibrio entre oferta y
demanda de servicios públicos.
La
tercera característica del modelo de intercambio público es que se trata de un
modelo de intercambio desequilibrado. En términos individuales, la función redistributiva
propia del modelo convierte el equilibrio individual entre impuestos pagados y
servicios recibidos —suponiendo que ambos pudieran ser contabilizados con
precisión— en una casualidad muy poco probable.
La cuarta
característica que define al modelo es su carácter normativo. De hecho, se
trata ni más ni menos que de un sistema de equilibrio. La oferta y demanda de
servicios públicos se formaliza a través de procesos normativos sin los cuales
los conceptos de demanda y oferta de servicios públicos son palabras vacías.
El modelo de intercambio público
Chías, J.
(1995) nos dice que lo que condiciona la gestión de los servicios públicos es
el modelo de intercambio que rige en el escenario público. Las características
que definen el modelo de intercambio público parecen no sólo distintas sino
incluso contrarias a las que caracterizan el modelo de intercambio de mercado.
Visto
desde la lógica de la función de provisión y prestación de servicios, el modelo
de intercambio público aparece en primer lugar como un modelo de intercambio
indirecto en el que conviven varios mercados o sistemas de flujos autónomos
pero interdependientes (servicios, impuestos, normas); a su vez, estos están
sujetos a otro sistema de flujos que es externo al mercado de servicios propiamente
dicho y que configura el escenario político (programas y votos).
La
segunda característica relevante del modelo de intercambio público es su dimensión
colectiva. Las transacciones en el mercado público se deciden en términos sociales
y no individuales. En ocasiones, incluso la apropiación del servicio y su uso
se produce en ámbitos colectivos
La naturaleza del ciudadano-cliente
Según Grónroos,
C. (1990) en la medida en que identifica su relación con el ciudadano como una
relación cliente-proveedor, el sector público se vincula implícitamente —y
recientemente en forma más explícita— con el objetivo de satisfacer también a
su cliente.
El
objetivo de lealtad, central en las formulaciones más avanzadas en el marketing
de servicios, tiene poco sentido en el ámbito de los servicios públicos, los
cuales en ocasiones se enfrentan incluso a un exceso de lealtad.
El
desarrollo de esta línea de trabajo se debe iniciar probablemente en el terreno
del cambio de los valores dominantes en las administraciones públicas. Al igual
que el marketing de servicios, el marketing de servicios públicos también debe
y puede aportar a la gestión pública una nueva cultura organizacional desde la
que se pueda hacer operativo un tratamiento distinto de su relación con los ciudadanos.
El carácter normativo de la oferta y la demanda
Según Horovitz,Jacques.
(1990) otro aspecto estratégico a considerar en el desarrollo del marketing de
servicios aplicado a la gestión pública es el carácter normativo del equilibrio
entre la oferta y la demanda de servicios.
La
demanda social por sí misma no determina la estructuración de la oferta de
servicios públicos. Sólo va a
ser satisfecha la demanda que consigue promover un marco normativo que define
una oferta de servicios públicos con su correspondiente asignación de recursos.
La
demanda de servicios públicos tiende a infinito, debido a su costo nulo o bajo para
el ciudadano-usuario. El límite
a esta demanda se establece normativizando la oferta que va a ser suministrada
por el sector público. Esta oferta formal está sujeta a la disponibilidad
presupuestaria, que a su vez está limitada por la "demanda" de impuestos
del ciudadano-contribuyente, la cual obviamente tiende a cero. Sin embargo, este mecanismo aparece quebrado en la
mayor parte de los países desarrollados.
Se podría
afirmar que la estrategia de oferta del sector público tiende a generar
expectativas desmesuradas en los usuarios a través de promesas de oferta
(oferta normativa) que no se corresponden con la oferta real ni en términos cuantitativos
ni en términos cualitativos.
Tipología de los servicios públicos
Losada,
Carlos (1999) nos dice que la primera
consideración es que los responsables por la toma de decisiones en la esfera de
lo público tienden a situar el concepto de servicio público como un valor
esencial de la función pública.
La
segunda consideración se refiere a lo que se entiende desde el propio sector
público por servicio público. el sector público expresa una actitud de servicio
y la concreta centrando su acción en suministrar y producir servicios.
Indiscutiblemente, una parte muy importante de la acción pública está dedicada
a esta labor en sus áreas tradicionales.
Así, el
marketing de servicios públicos se enfrenta a la necesidad de ofrecer en primer
lugar marcos conceptuales e instrumentales para gestionar servicios
convencionales desde la lógica pública. En segundo lugar se enfrenta al reto de
hacer lo mismo para un conjunto de acciones públicas, conceptualizadas como
servicios, pero que poco tienen que ver con lo que el marketing de servicios ha
abordado en el ámbito del mercado.
Marketing de Servicios
Según Chías,
J. (1995) nos dice que en la producción de los servicios públicos, las
organizaciones y sus equipos no disponen de un método claro y fiable que asegure
unos servicios de calidad, esto es, servicios que los ciudadanos valoren como
excelentes y por lo tanto contribuyan a que se mantenga y acentúe la confianza
en una organización y en la democracia.
El método
del marketing de servicios públicos, todavía en evolución aparece con una línea
de trazo suficientemente nítida y probada para responder a este "cómo"
en lo que se refiere a la secuencia de organización, planificación,
programación, catálogo de servicios, producción, visibilidad y reingeniería,
así como para asegurar la calidad de los servicios públicos.
Toda
organización pública necesita un "ecosistema" de servicios, todos excelentes,
que muestren su utilidad pública y faciliten su interiorización como algo
indispensable para la calidad de vida de los ciudadanos.
Las
organizaciones públicas de servicios tienen su proceso de modernización que ha
dado lugar a un talante organizativo en el que se trabaja desde fuera hacia
dentro o desde las necesidades de los ciudadanos. Se opera con equipos de
trabajadores apasionados, responsables, que optan por los resultados, que
personalizan los servicios, que saben producirlos sin defectos.
Grónroos,
C. (1990) nos indica que en el marketing de servicios, tener visión implica
vivir en el hoy-mañana de los ciudadanos. La misión es la gran idea útil que el equipo de
gobierno propone para mantener y acrecentar la calidad de vida de los
ciudadanos.
Planificar
en servicios requiere que se analicen y registren todas aquellas necesidades ciudadanas
en que la misión de la organización exige que se haga presencia. La planificación siempre termina con la
priorización de necesidades, esto es, fijando las que se van a satisfacer y las
que no, con los recursos de que dispone la organización.
La
programación en servicios es necesaria
porque hay que situar cada uno de los recursos de la organización en los
espacios organizativos oportunos para poder satisfacer las distintas
necesidades priorizadas: recursos económicos, de personal, jurídicos, de
equipo, tecnológicos, de descentralización, de coproducción, de tiempo, organizativos-metodológicos
y de información, entre otros.
El
catálogo de servidos es otra de las piezas básicas del marketing de servicios.
Lo forman los servicios priorizados, ordenados por gamas temáticas y con
recursos ya adjudicados. Por ello
constituye el gran instrumento que muestra lo que la organización pública es y
hace; en ese sentido es su mayor herramienta de comunicación interna y con los ciudadanos.
El diseño del servicio
Según Horovitz,Jacques.
(1990) dice que la idea útil es algo que soluciona una necesidad en forma
óptima. Es pensamiento en acción, la idea útil debe ser expresada en el lenguaje de
los ciudadanos cuya necesidad aborda, porque está pensada desde ellos y no
desde abstracciones profesionales.
Una vez
el equipo de servicios establece la idea útil, se la debe comparar con la de
otros servicios iguales o parecidos del entorno organizativo próximo o lejano.
Esto por dos motivos. Primero, la idea útil del servicio debe diferenciarse de
los otros: debe ser mejor. Y segundo, siempre se puede aprender de otros servicios
para mejorar la propia idea útil. El resultado de esta comparación será una
idea útil mejor y más capaz de satisfacer la necesidad identificada,
confirmando que la idea útil escogida es la clave para el servicio.
El
público del servido es el que tiene la necesidad priorizada y presentada en el
catálogo. Lo que el catálogo de servicios presenta es el público potencial. Una
de las cosas que la observación inteligente del público potencial muestra al
equipo de trabajo es que el conjunto de ciudadanos agrupados bajo el nombre común
de una necesidad es heterogéneo. Por ello se hace necesario establecer grupos.
La segmentación agrupa en subconjuntos homogéneos el conjunto de ciudadanos del
público potencial y da a cada uno de ellos un nombre sugerente que manifiesta,
dentro de la necesidad compartida, diferencias en el modo de vivirla.
Frecuentemente
el equipo debe tomar una decisión difícil: priorizar algunos subconjuntos a
partir de la mayor homogeneidad posible y a la luz de la idea útil del servicio
y de la misión municipal, o de aquellas derivadas de la gama de servicios.
El
paquete de servido. Una vez existe correspondencia entre la necesidad del ciudadano
y la respuesta organizativa, lo que da lugar al servicio, el equipo debe transformar
la interrelación positiva entre necesidad/público destinatario y respuesta/ idea
útil en servicio utilizable para ese público.
La fabricación del servicio
Losada,
Carlos (1999) dice que una vez el
servicio ha sido diseñado, el equipo debe construirlo artesanalmente, esto es,
montarlo para que sea usable.
Los
recursos de información es la elaboración del servicio que requiere recursos de
información para que el equipo pueda tomar todas las decisiones del caso.
Los recursos
de personal serán necesarios para que el equipo de trabajo y el personal complementario
se capaciten para desarrollar las tareas asignadas a la perfección.
Los recursos
económicos. Que son un tema clave hoy en día para las organizaciones públicas:
cómo facilitar más servicios a un mayor número de ciudadanos con menos fondos
disponibles. Los recursos jurídicos ya que en las organizaciones públicas, los
servicios se realizan dentro del marco de la ley.
Los recursos
de cogestión organizativa son paquetes de servicio que pueden ser cogestionado
con una administración como una asociación ciudadana o una empresa.
Los recursos
de la organización son finalmente para fijarse el método de organización a
través del cual el equipo construirá el servicio, lo pondrá en funcionamiento, lo
mantendrá activo con calidad e introducirá cambios para mejorarlo continuamente.
La comunicación del servicio
Chías, J.
(1995) nos indica que una vez producido el servicio, debe comunicarse a los
ciudadanos para que lo usen. La comunicación ocurre fundamentalmente en dos
instancias: primero para informar a los ciudadanos que la necesidad que les preocupa
será abordada por la organización pública en forma prioritaria, y luego para
adecuar a cada ciudadano la respuesta-idea útil del servicio.
En la
producción de un servicio, la comunicación sirve para darlo a conocer al
público destinatario. En el marketing de servicios públicos se debe trabajar
siempre desde la racionalidad y la creatividad, personalizadamente.
La
comunicación que motiva es aquella que logra que el ciudadano quiera el
servicio, que lo sienta suyo porque descubre que en él hay respuesta a la
necesidad que le preocupa. Esta es una comunicación clave, directa, que aporta
hechos, señala utilidad, y se dirige al ciudadano con un lenguaje plano, claro,
directo y relacional.
El equipo
de servicios sabe lo que tiene que comunicar: la idea útil en forma de promesa,
en el lenguaje del público destinatario que ya se conoce a través del carnet de
estilos de vida. Por el
carnet de estilos de vida, el equipo sabe en qué medios de comunicación confían
los ciudadanos para hacerles llegar la propuesta del servicio.
Esta
comunicación debe llegar a los ciudadanos del público destinatario con suficiente
tiempo para animarlos a que usen en servicio, y para convencerlos de que lo que
buscan para su necesidad está allí.
Grónroos,
C. (1990) nos indica que los motivados por la comunicación que son los ciudadanos
del público destinatario que usaron el
servicio. Estamos en el momento de la verdad; el momento real del servicio. Durante
el suministro, el personal de contacto deberá asegurarse continuamente que el
servicio satisfaga a sus destinatarios. Terminado
el servicio, el ciudadano lo valora. Si la promesa del servicio en la comunicación
es igual a lo que en realidad proporciona, entonces se le considera satisfactorio
y el usuario confiará en la organización pública y en el equipo que la gobierna,
promoviendo la calidad del servicio entre otros ciudadanos.
Todo
servicio termina con la recopilación de los datos que indiquen el grado de
satisfacción/liderazgo del mismo, y con la introducción de cambios continuos para
asegurar un nivel de excelencia. Si el servicio es óptimo, debe mantenerse; si no
funciona, debe cambiarse en aquellos aspectos que se requiera.
El catálogo y la reingeniería de servicios
Losada,
Carlos (1999) dice que según cada servicio del catálogo debe ser producido por
un equipo y facilitado a los ciudadanos del público destinatario. También debe
ser valorado si satisface la necesidad priorizada y la transforma en
oportunidad de vida ciudadana.
El
catálogo de servicios muestra dónde apuesta una organización pública a mantener
y mejorar la calidad de vida de la ciudad. La Reingeniería de servidos. es
desde fuera de la organización pública que se debe reformar el proceso que aquí
se plantea, incluidas la misión y la visión de la organización.
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