Jaime era un bebe de escasos cabellos negros, tenia unos a ojos grandes achinados y muy expresivos. Tenia un hermano mas pequeño de apenas un año, era un niño a diferencia de su hermano muy tranquilo y con un aire muy reflexivo. Los dos estaban sentados en su mesita, la madre le dio el biberón al hermano y el empezó a chupar y a chupar.

Jaime estaba esperando su biberón pero en vez de eso le dieron un plato con algo muy raro encima, tenía un aspecto de varios gusanos muy largos de los que había visto en su jardín y encima de ellos una cosa espesa de color roja. El le reclamo a su mama que era eso que le habían dado, empezó a llorar fuertemente y quería quitarle el biberón a su hermano.

Su madre muy sabia se sentó a su lado y con una mirada dulce le pregunto que estaba pasando, Jaime señalo con su dedo al plato. Su madre al verlo cogió el tenedor y después de hacer muchas vueltas se lo puso delante de su hijo y le dijo que esto se llamaba tallarines y que eran muy ricos y se lo comió

Al ver que su madre comía los tallarines y no le pasaba nada quiso imitarla y se lo llevo a su boca un gran bocado y le gusto mucho, tenia un sabor increíble, mirando a su madre Jaime le dijo que estaba rico y u madre muy contenta le limpio su boca y le dijo cometelos todos hijito que estos tallarines están hecho con mucho amor y Jaime con lagrimitas en sus ojos muy feliz se comio toda su comida y después se fue con su hermano a jugar y decirle como eran los tallarines rojos y de lo que se había perdido